Piloncillo es el nombre que se le da en México a los
azúcares sólidos de caña no refinados, habitualmente vendidos a granel en la forma de bloques pequeños de forma cónica truncada.
De color ocre claro a oscuro, el piloncillo fue durante mucho tiempo un producto largamente considerado como edulcorante barato de segunda categoría. Y utilizado principalmente para endulzar platillos y postres que no exigieran un tono transparente perfecto.
No obstante esa mala reputación, varios postres mexicanos muy estimados son elaborados a base de piloncillo, entre ellos: el
atole, los
camotes enmielados, las calabazas en piloncillo, los frutos cristalizados, etc.